jueves, 2 de noviembre de 2017

miles de pajaros

– Menos mal que ya no queda nadie porque se han agotado los colores de la paleta. He de decir que teníais razón ¡Con todos esos colores estáis mucho más bellos!
Los miles de pájaros aplaudieron y vitorearon a la Madre Naturaleza. Estaban tan agradecidos y tan felices… Ella, con una sonrisa de oreja a oreja, se despidió.
– Espero que a partir de hoy os sintáis mejor con vosotros mismos. Y ahora, si me disculpáis, debo irme. Estoy agotada y creo que me merezco un buen descanso.
Empezó a recoger los utensilios de pintura y cuando ya tenía casi todo guardado, vio un joven y regordete gorrión que se le acercaba con cara de desesperación. El pobre gritaba y hacía aspavientos para llamar su atención.
– Por favor, por favor, no se vaya ¡Espere, señora! ¡Falto yo!
La Madre Naturaleza le miró con tristeza.
– ¡Oh, cuánto lo siento, chiquitín!… Ya no hay nada que pueda hacer… ¡No me queda ningún color!

El gorrión se tiró al suelo y comenzó a llorar desconsolado ¡Había llegado demasiado tarde!

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